lunes, 19 de septiembre de 2011

El 24 de agosto de 2011 nace un niño en un pueblo de ese país, si es que se puede llamar así, al que denominamos África. 
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No existen grandes edificios como tenemos los europeos, no hay BMW ni mercedes por la calle, sino carricoches tirados por caballos tristes y flacos que piden a voces una muerte digna en un gran campo verde. No hay aceras ni asfalto, la gente camina por polvorienta arena, la policía no existe y si acaso existe alguno es demasiado corrupto. Si te pones enfermo olvídate de seguir viviendo; el hospital más cercano esta a más de 100 kilómetros, nunca llegarás a pie. La gente olvidó sonreír, cómo coño vas a hacerlo si te levantas en una cama de paja, no tienes alimento ni ropa limpia ni luz, ni siquiera puedes dar un trago de agua porque está contaminada. No hay nada, hay gente que vende lo que puede pero da igual, nadie tiene dinero…
Nuestro niño se llama Jorib o eso me dijo su madre. Ha nacido sano, fue un parto rápido y medianamente limpio. Antes lloraba porque acababa de nacer pero ahora lo hace porque tiene hambre, tiene sucio el pañal y las moscas no le dejan en paz. Ahora es solo un niño, tiene un año como mucho, es difícil saberlo porque allí nadie sabe qué día es pues son todos iguales. Jorib no sabe que si la malaria no se lo impide y le deja llegar a la infancia no tendría una vida fácil. No irá a la escuela, cambiará el aprendizaje por andar 10 kilómetros cada mañana para conseguir agua de un color medianamente pasable.
No sabe que nunca sabrá lo que es una pelota pues a lo máximo que dará patadas será a una piedra. Sufrirá, estará muy muy delgado nunca probará un buen chuletón 
incluso quizá muera sin saber que hay mas haya de aquel humilde pueblo ,pero eso no le preocupara. Tendrá que pelear duro por una simple ración de arroz con arena y nunca sabrá lo que es un amor verdadero pues cogerá a la primera que pille y tendrá hijos para no poder darles absolutamente nada, no podrá ver la televisión, ni nadie le mandara sms a su móvil  pero claro que puede hacer el si es solamente un crio y aunque algún dia se haga consciente de lo mal que vive no puede gritar, no puede quejarse, el es solo uno mas de los millones de personas pobres que existen en ese continente, y en el supuesto caso de que consiguiesen gritar ¿Quien les iba a oír? ¿Nosotros? A nosotros no nos llegan sus voces y si nos llegan no nos importan porque tenemos toda clase de privilegios, vivimos como auténticos reyes a su lado, podemos permitirnos el lujo de tirar comida cuando no queremos mas, de dejar el grifo abierto o simplemente de ponernos una sudadera cuando tenemos frió y aun asi nos quejamos, imagínate la vida de Jorib y mira a tu alrededor ¿ Puedes quejarte ahora de todo lo que tienes? 

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