martes, 22 de marzo de 2011

Nunca supo que decir ante situaciones adversas, la piel se le erizaba, en el estómago se le hacía un nudo, las manos le temblaban cual enfermo de parquinson, y la lengua se le trastabilla como si fuese tartamudo, por la frente empezaba a notar ese sudor frio que sabía que no podía controlar y su rostro se tornaba en un color pálido muerto.

Estaba sentado en el sofá de su casa, en un amplio salón, con una gran tele de plasma, llevaba esos pantalones vaqueros negros que a el tanto le gustaban y una camiseta negra con un chico patinando, como no yo siempre fiel a mi estilo oscuro, pensó  antes de salir de casa, pero eso ahora daba igual, a su lado estaba ella, con su larga melena rubia recorriéndole la espalda, unos pantalones cortos negros y unas medias, llevaba esa camisa vaquera que tanto le gustó desde el primer momento y su bufanda blanca, la que suelta pelo, y unos botines negros que pegaban muy bien con su forma de vestir. Estaban juntos en ese gran salón sentados a escasos centímetros, sin saber muy bien qué hacer, ni que decir, de fondo, en la tele se oía la tímida voz de phineas de la seria de dibujos phineas y ferb. La situación era algo tensa, no habían pasado aun el suficiente tiempo juntos como para poder hablar de algo con soltura y los nervios no ayudaban a entablar ninguna conversación, es  como si los nervios hubiesen paralizado sus cuerpos y el reloj se hubiese parado.  El, fiel a su forma de ser, decidió hacer el tonto y jugar con todos los cojines que había a su alrededor lanzándoselos a ella, y dándole pequeños golpes con algún cojín grande, para romper un poco el hielo, ella empezó a reír , y a devolverle los cojines y los golpes, una gran satisfacción por verla reír a su lado invadió todo su cuerpo, entonces el mundo dejó de girar, un tremendo silencio invadió todo el salón y sus manos se movieron involuntariamente, cogiéndola la cara y besándola , fue un beso inseguro, nervioso, tímido y sobre todo un beso miedoso, con miedo a ser rechazado, ella se dejó llevar y toda inseguridad, nerviosismo, timidez y miedo del beso desaparecieron para dar lugar a una sucesión de besos, besos seguros, rodeados de aquellos cojines y del ambiente cálido de aquella casa.
Entonces en aquel preciso instante, la miró a los ojos y pensó, tú serás mía, y este será el comienzo de algo grande, algo muy grande..
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